Genio y figura: algunas anécdotas de Miguel de Unamuno

26.09.2024

Pasear por el pueblo de Candelario es recordar a Miguel de Unamuno, sus libros y sus mil anécdotas: desde su pronunciación de Shakespeare, a sus baños de sol desnudo o recoger un premio ante el rey... repasamos algunas.

Antes de llegar al mítico "Venceréis, pero no convenceréis" frente al general Millán Astray, Miguel de Unamuno es autor de geniales expresiones y protagonizó numerosas anécdotas que dan muestra de que fue genio y figura. Las recuerdo dando paseo por Candelario, un pueblo en la sierra de Béjar (Salamanca) donde el que fue rector de la Universidad salmantina pasó algunos veranos.

Unamuno y "Shexpir"

En una conferencia, Unamuno mencionó a Shakespeare pronunciando su nombre como "Xaquespeare" para facilitar la escritura a los oyentes. Un asistente pedante lo corrigió diciendo "Shexpir". Unamuno, molesto por la interrupción, decidió continuar la conferencia en inglés para demostrar su dominio del idioma y dejar en evidencia al corrector.

La "humildad" de Unamuno 

Cuando el rey Alfonso XIII le otorgó la Gran Cruz de Alfonso XII, Unamuno respondió con franqueza: "Es para mí un honor recibir esta condecoración que tan merecidamente se me otorga". El rey, sorprendido, comentó que era la primera vez que alguien le decía eso, ya que todos los demás homenajeados solían mostrar humildad. Unamuno replicó: "Y probablemente no les faltaba razón".

Baños de sol sin ropa

Durante la dictadura de Primo de Rivera, Unamuno fue destituido de su cátedra en la Universidad de Salamanca y exiliado a Fuerteventura por sus críticas al régimen. Sin embargo, su exilio no duró mucho, ya que logró escapar a Francia, donde continuó su lucha intelectual contra la dictadura. Se dice que Unamuno, en un acto de desafío y quizás buscando un poco de libertad en su confinamiento, solía tomar el sol desnudo en la terraza de su casa. Esta conducta, aunque sorprendente para algunos, reflejaba su carácter rebelde y su deseo de vivir según sus propias reglas, incluso en circunstancias adversas.

Unamuno y el ajedrez

Unamuno era un apasionado del ajedrez y solía jugar partidas con sus amigos y colegas. Consideraba el ajedrez como una metáfora de la vida y la lucha intelectual. Incluso escribió varios ensayos sobre el tema, destacando la importancia del pensamiento estratégico y la paciencia.

La importancia de llevar paraguas

En una ocasión, Unamuno fue a dar una conferencia y, al llegar, se dio cuenta de que había olvidado su paraguas. Decidió improvisar y comenzó su charla diciendo: "Hoy no hablaré de filosofía, sino de la importancia de recordar siempre llevar un paraguas". Esta anécdota muestra su capacidad para adaptarse y su sentido del humor.

La relación con sus estudiantes

Unamuno era conocido por su cercanía con los estudiantes. En una ocasión, uno de ellos le preguntó cómo podía ser tan sabio. Unamuno respondió: "No soy sabio, solo soy un hombre que ha leído mucho y ha pensado mucho sobre lo que ha leído". Esta humildad y disposición para enseñar lo hicieron muy querido entre sus alumnos.

Varios libros al mismo tiempo

Unamuno tenía una increíble capacidad para escribir. Se dice que podía escribir varios libros al mismo tiempo, alternando entre ellos según su inspiración. Esta habilidad le permitió producir una vasta cantidad de obras en diversos géneros, desde novelas y ensayos hasta poesía y teatro.

El filósofo caminante

Unamuno era conocido por sus largos paseos por Salamanca. Durante estos paseos, solía reflexionar sobre sus ideas y encontrar inspiración para sus escritos. A menudo, se le veía caminando solo, inmerso en sus pensamientos.

El famoso "¡Venceréis, pero no convenceréis!"

En 1936, durante un acto en la Universidad de Salamanca, Unamuno tuvo un enfrentamiento con el general Millán Astray, un ferviente seguidor de Franco. Cuando Astray gritó "¡Viva la muerte!" y "¡Muera la inteligencia!", Unamuno respondió con su célebre frase: "Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha".

Unamuno en Candelario

Unamuno pasó varios veranos en Candelario durante los años 30, entre 1932 y 1935. Fue inducido a veranear allí por su amigo Filiberto Villalobos, una figura influyente en Salamanca. Unamuno se sentía atraído por el entorno rural y la autenticidad de sus habitantes.

La belleza y tranquilidad de Candelario inspiraron a Unamuno en varios de sus escritos. En su artículo "En retiro de remanso serrano" (1935), describe con detalle las características geográficas y el entorno del pueblo.

Unamuno valoraba mucho la paz y la serenidad que encontraba en Candelario, lo que le permitía reflexionar y escribir en un ambiente tranquilo y alejado del bullicio de la ciudad. Unamuno solía pasear por el parque, subir por la calle La Regadera o admirar los picos de Valdesangil desde su casa de verano.

Candelario ha rendido homenaje a Unamuno de diversas maneras. Recientemente, un vecino del pueblo, Fernando Martín Blancas, realizó una pintura con la figura del filósofo, que ahora preside la oficina de turismo de la localidad2. Además, hay un paseo en el pueblo que lleva su nombre.